Discurso del Presidente
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PROGRAMA DEL NUEVO PRESIDENTE. Prof. Dr. Luis Arroyo
La Esencia Cultural de la Sociedad
Italia, 28-11-2002 / 4-12-2002
Querida Presidenta Madame Rozès, queridos colegas y queridos amigos:
Ser candidato a presidir una sociedad científica como la SIDS es una impertinencia personal, que no puede tener otra justificación que la de que quienes dirigen la asociación tienen más fe en el candidato que el candidato en sí mismo.
Pretender ser sucesor de personalidades de la categoría humana y científica de Gramatica, de Marc Ancel, de Madame Simone Rozès, pretender presidir a colegas que son para mi mis maestros como Hans Heinrich Jeschec, Klaus Tiedemann, Giuliano Vassalli, Mario Pisani, y de tan ilustres colegas como los que nos acompañan en la vida de la Societé, no tiene justificación, sino tan sólo una minoración de la culpabilidad y, por lo tanto, espero, de la pena.
A pesar de ello yo quiero corresponder a los que tienen erróneamente fe en mí y para ello deseo manifestar mi concepción de la Societé, en el contexto de la historia de las ciencias penales y de sus organizaciones, y la idea que tengo del papel que puede jugar la Societe en el futuro, para terminar mis palabras, con algunas ideas sobre la organización necesaria para las nuevas tareas.
1. La esencia cultural de la Societé
Si hubiera que elegir un solo adjetivo para designar la aportación de nuestra Societe de Defensa Social a la evolucion moderna del Derecho y la Ciencia penal yo creo poder afirmar que la Societe ha sido la Societe de la resocialización. La idea de la resocialización, tras la elaboración conceptual a partir del positivismo, representado sobre todo en la primera fase por Gramatica, ha sido situada entre criminología y Derecho positivo por Marc Ancel en los años 60 y con la compañía y ayuda de la singular personalidad de Petro Nuvolone, asentada firmemente en el marco de las garantías del Estado de Derecho. Se trata de la obra personal de un puñado de penalistas muy centrado en Francia e Italia, tras la 2ª Guerra Mundial, al que pronto se han podido acercar los colegas de Alemania con gran comodidad pues, con otros fundamentos epistemológicos, esta obra de Gramática, Marc Ancel- Nuvolone llega a postulados parecidos a los que enunció el para mi más grande penalista de la historia europea que fue Franz Vonz Liszt.
En realidad creo que la Defensa Social es una manifestación histórica y singular del movimiento que iniciaron al fin del siglo XIX Prins, Van Hammel y V. Lizst. Creo que todas las cuatro grandes asociaciones pertenecen a ese mismo impulso, que es lo que explica la coincidencia de tantas personalidades en más de una de esas organizaciones y el trabajo coordinado entre ambas. Se puede decir que la Fundación Penal y penitenciaria y la Sociedad Internacional de Criminología son organizaciones especializadas por su objeto, el objeto penitenciario y la sociología y psicología del crimen. La AIDP y la Societé de Defensa Social son organizaciones penales generalistas, pero la AIDP limita su trabajo al plano jurídico-penal, y la Societé de Defensa Social es la sociedad científica integradora de métodos y de objetos, sobre todo tras la addenda al Programa Mónimo efectuada en 1984, y si me permiten recurrir a categorías del Derecho político y constitucional, la SIDS sería la organización mas expresiva del Derecho penal del Estado social y democrático de Derecho, concepto jurídico, político y social largamente gestado en el espacio europeo y que los españoles hemos recibido maduro cuando con tanto retraso, al igual que Portugal, hemos alcanzado la Democracia y nos hemos dotado de constituciones.
A su vez, y como siempre insistió Marc Ancel, como la Societé no ha sido ni querido ser un programa ideológico cerrado, sino el programa mínimo de un Movimiento, la Societé ha podido desarrollarse en todo el mundo y con todos los penalistas pertenecientes o interesados en nuestras tradiciones culturales, sea cual sea el continente o espacio continental en que se encuentre.
La Societé de Defensa Social es la organización de las formas Jurídicas y de los contenidos del comportamiento criminal y de la reacción penal propia de los Estados sociales y democráticos del Derecho, somos el movimiento de la política criminal de este standard de organización política y social.
2.2. Los nuevos fenómenos sociales y políticos de relevancia penal
Los postulados de nuestro movimiento son hoy patrimonio común del Derecho penal positivo de numerosos países del mundo, y en todo caso acervo programático de los penalistas contemporáneos de todo el mundo y creo, por ello, que merece la pena ser optimista y agradecer el trabajo bien hecho de nuestros predecesores. Pero tampoco en Derecho penal ha llegado el fin de la historia.
Es bien cierto que la superación de la política de bloques ha abierto, sobre todo en los países de la Europa del Este -de Varsovia a Vladivostock- posibilidades y caminos increíbles hace muy poco tiempo para una Política criminal humanista y democrática.
Es bien cierto también que por vez primera en la historia moderna toda la América Latina vive en libertad y democracia, aunque todavía importantes sectores de población viven en condiciones miserables. Es también cierto que el gran gigante que es China ha comenzado a despertar. Es cierto, está fundamentado, merece la pena ser optimista. La creación, con todas sus limitaciones, del TPT es mayor logro político-jurídico tras la Declaración de Derechos del Hombre en 1945, y, es también motivo de optimismo.
Pero es igualmente cierto que subsiste un gran problema histórico, que es el de la pobreza y subdesarrollo económico de buena parte de la población mundial y que además han surgido problemas nuevos, que me permito enunciar sin jerarquizar.
– El mundo arabe-musulmán que caminaba lentamente desde la tradición a la modernidad ha sido sorprendido en ese camino, como consecuencia sobre todo del subdesarrollo y la pobreza, por una irrupción imponente de lo que llamamos, con demasiada síntesis, el fundamentalismo islamista, con todo lo que ello significa de retroceso o paralización en Política general y en Política criminal.
– A su vez, los acontecimientos del 11 de septiembre han dado renovado impulso a tendencias conservadoras en Política criminal en el país más poderoso del mundo, en los Estados Unidos. Que esta tendencia conservadora es anterior al 11 de septiembre se expresa con claridad en que los Estados Unidos se han enfrentado con fuerza a la creación del Tribunal Penal Internacional. Tras el 11 de septiembre, la política criminal pendular de los Estados Unidos se ha decidido firmemente por la «ley y orden» (law and order) y esta vez con proyección internacional. Su expresión es, también de modo reduccionista, Guantánamo, la militarización de la justicia penal también, la amenaza de continuar esa política criminal -por otros medios-, en el sentido de Clausewitz, es decir, mediante la guerra, inclusive la guerra preventiva.
– El tercer fenómeno es el producto de la globalización económica, es decir, la gran movilidad no solamente del capital, que fluye con libertad, sino de los seres humanos, los grandes movimientos migratorios. Este fenómeno, de tradición histórica, pero que adquiere formas y características propias en la actual globalization, plantea dos problemas. El primero, como consecuencia de las restricciones a la libertad de movimientos hacia los países desarrollados, plantea el problema del tráfico de seres humanos, y de formas «modernas» de esclavitud laboral, sexual y de explotación y fraude en la acción migratoria. A su vez, la concentración en países de recepción de tan elevado número de personas de otras culturas bien diferentes, plantea el problema de multiculturalismo, y con él dos problemas penales, por una parte el deber de la tolerancia y de la lucha contra la discriminación cultural, racial y religiosa y contra la xenofobia y, por otra, a la vez, el de los límites penales de la tolerancia de la diversidad cultural. Expresado de nuevo de modo reduccionista. ¿Debe tolerarse penalmente la mutilación genital de las mujeres pertenecientes a esta cultura en Barcelona o Berlín? ¿Debemos intentar acabar con estas conductas más allá de Barcelona o Berlín?. ¿Podemos ser tolerantes ante la lapidación de la mujer adultera a Nigerie? Pero, es que ¿podemos ser tolerantes con los malos tratos sobre la mujer, dentro de la propia cultura occidental? ¿Es que el culturalismo maschile machista que permanece en Europa y dentro de la cultura tradicional europea es un fenómeno «socialmente adecuado»? ¿Es que la respuesta a este fenómeno intra europeo merece solo una respuesta represiva, o debemos sacar consecuencias preventivas en el Derecho penal sustantivo y procesal para luchar contra este fenómeno oculto hasta hace poco en la cifra negra de la criminalidad? ¿Cuál sería la política criminal, preventiva, represiva y resarcitoria, contra estas formas ocultas de criminalidad?.
Tres nuevos fenómenos fruto de la globalización y de su dimensión positiva para los Derechos humanos merecen ser enunciados:
– La creación de la Corte Penal Internacional para garantizar la persecución de los más graves crímenes, que generaliza y unifica los Tribunales ad hoc de los últimos años.
– La regionalización de la Justicia penal en el espacio de la Unión Europea actual y la ampliada entre 2004 y 2006, sobre todo tras el notabilísimo impulso que ha producido la Decisión Marco de 13 de junio de 2002 sobre la orden de detención europea y los procedimientos de entrega entre Estados miembros.
– La ampliación del Consejo de Europa de Reikawick a Vladivostok y, por tanto, la incorporación de todos los países miembro al acervo jurídico de Derechos humanos del Tribunal de Estrasburgo, con su dimensión penal procesal, pero tambien sustantiva.
De la relación de los nuevos fenómenos sociales y jurídico-penales que he expuesto de forma resumida e incompleta, la mayoría de los cuales no estaban presentes -al menos en su actual dimensión- al tiempo de la revisión de nuestro Programa Mínimo en 1984, se puede extraer la relación de nuevas tareas que debe abordar el movimiento de Defensa Social para seguir impulsando nuestra política criminal humanista. Podría formularse así:
3. Propuestas de trabajo para la Societé:
3.1. En el espacio de la Unión Europea ni nuestra organización ni ninguna otra organización histírica se ha propuesto como organización asesora o consultora. No era necesario en absoluto hasta la famosa sentencia del caso del maíz griego de 1989. Pero ante la evolución de los acontecimientos relativos tanto a la protección de los intereses financieros de la Unión y, sobre todo, tras el Convenio de asistencia judicial en materia penal del año 2000 y de la Decisión-marco de la Euro-orden de 2002, así como tras las Decisiones marco de este mismo año sobre Criminalidad organizada y de tráfico de personal así como, con la creación de Erojust, la Sociedad Internacional de Defensa Social tiene una oportunidad de ofrecerse para cooperar con la UE. Fuera de las relaciones inter ministeriales de Justicia y de Interior no existe una red de penalistas más amplia que la nuestra. Nuestra actividad en este punto deberíamos ser capaces de incardinarla en alguno de los programas europeos que fomentan la investigación en materia penal.
3.2. La entrada en vigor de la Convención que crea la Corte Penal Internacional ha producido ya una revolución en la dedicación de los Juristas de todo el mundo. Basta ver el número y dimensión de las reuniones científicas sobre el tema y el de tesis doctorales y monográficas. En nuestra calidad de institución consultiva de Naciones Unidas debemos ponernos a su disposición y, en todo caso debemos fijar un papel en el desarrollo de la construcción científica de las reglas de responsabilidad y de imputación, que arriesgan desarrollarse desde culturas jurídicas que no tienen la experiencia y sabiduría de la nuestra.
3.3. Merece también atención el proceso de incorporación de nuevos países al acervo jurídico del Consejo de Europa y el seguimiento de los problemas, déficit, necesidades de formación, etc.
3.4. Debe atenderse también a procesos de regionalización de Derechos humanos, con consecuencias jurídico penales. Por ejemplo, el proceso de democratización de los países iberoamericanos proporciona nueva fuerza a la Corte de Costa Rica, cuyas sentencias obligan en tiempos de democracia, como los españoles hemos podido experimentar tras nuestra sujeción a la jurisdicción del Tribunal Europeo de Estrasburgo primero, y al de Luxemburgo después.
3.5. A su vez, ante los impulsos político criminales posteriores al 11 de septiembre es nuestra obligación sobre todo en atención a nuestro Programa mínimo constituirnos en un observatorio permanente de la política criminal que vele frente a reacciones indeseables e incompatibles con nuestro ideario. Todo ello sin perjuicio de contribuir al conocimiento de las nuevas formas de terrorismo y de los necesariamente nuevos modos de combatirlo.
3.6. Los problemas vinculados a la relación entre criminalidad e inmigración se han convertido en problemas capitales del debate político electoral del continente europeo, por lo común en el peor de los modos: manipulando los pocos datos criminológicos y con tendencia a prevalecer las reacciones xenófobas. Deberíamos intentar llevar a cabo un análisis permanente de encuestas y datos racionalmente ordenados para disponer de la verdad y proponer alternativas racionales de intervención y prevención, lo que constituye una materia multidisciplinar tan adecuada a nuestra asociación.
3.7. La cuestión de la trata de seres humanos, como tal, y la orientada a la explotación laboral o sexual requiere también la atención de una organización como la nuestra, en la dimensión en que hemos prestado nuestros cuidados anteriormente al trafico de drogas o de armas. Nuestra dimensión «social» nuestro adjetivo, resulta bien adecuado para enfocar el fenómeno social que da la ocasión a los fenómenos migratorios y la oportunidad al crimen organizado.
3.8. La cuestión del multiculturalismo, tanto dentro de las sociedades de las metrópolis o espacios de concentración de culturas como entre las sociedades y Estados en su ordenada convivencia internacional merece igualmente nuestra atención. La importancia del mundo musulmán y, además, el modo en que éste se presenta, particularmente cuando en la opinión pública se presentan con más fuerza las plasmaciones minoritarias y extremas, requiere una labor por nuestra parte de conocimiento mutuo entre penalistas, y de apoyo a los penalistas del mundo musulmán integrados o integrables en el programa de una política criminal humanista. Hemos sufrido un retroceso en este ámbito de las relaciones científicas que hemos de superar. De el dialogo podríamos conseguir, por una parte, superar la autocomplacencia occidental y, por otra, también definir justamente lo que creemos poder identificar con lo irrenunciable para la dignidad humana.
4. Una manera de organizarnos para abordar las nuevas tareas
Solo los que no tienen historia carecen del impulso de reorganizarse para el futuro, y estoy seguro que era sobre eso sobre lo que quería llamarnos la atención Mme. Rozès al poner su cargo a disposición de la asamblea general. Nosotros y nuestra forma de trabajar provenimos de un tiempo caracterizado por la dificultad y carestía para el desplazamiento y por un sistema de comunicación limitado al correo ordinario. Es más, la mayoría de nosotros hemos formado nuestra concepción del mundo antes de la era de la televisión. El correo electrónico, el internet, la video conferencia no eran en el tiempo de nuestra fundación ni siquiera ciencia-ficción. A su vez, aunque hemos actuado queriendo ser una organización mundial, nuestro territorio cotidiano ha sido demasiado europeo.
Yo deseo proponerles dos modos organizativos nuevos o renovados.
En primer lugar debemos, por una parte, regionalizar nuestro trabajo y, por otra tematizar el mismo.
En relación a lo primero debemos intentar dotarnos de una estructura adecuada a las necesidades de la Unión Europea así como al Consejo de Europa de Reikiavik a Vladinovok. Es factible también impulsar la regionalización de Iberoamérica si reforzamos la incorporación de nuevos miembros. Otros objetivos de este tipo podríamos proponérnoslos más adelante.
En segundo lugar, no podemos pensar que podamos desarrollar nuestro compromiso con congresos generales cada cinco años. El mundo no nos espera. Por el contrario, la cita quinquenal tiene que ser oportunidad de revisar la acción de cinco años. Para actuar de modo permanente deberíamos organizar comités temáticos, que cubran al menos los asuntos que he enunciado como asuntos modernos. Si esto así se aceptara deberíamos abordar un programa de acción en un próximo Consejo de Dirección.
En tercer lugar, no es posible actuar permanentemente sin recurrir a las nuevas tecnologías. Por supuesto el correo electrónico pero sobre todo lo siguiente: construir sobre la estructura de papel que debe continuar de los «Cahiers» una estructura digital de información y comunicación, un sitio webb, que incluya y ponga a disposición de todo el mundo toda la colección de los cahiers, los canales temáticos, la publicación de «papers» de los mismos, etc. Se trata de algo aparentemente complejo pero a la vez tan sencillo que creo que es lo que puedo garantizar que puedo poner a su disposición tan seriamente como mi propio compromiso de trabajo por la Societé.
Por último, nuestros predecesores han avanzado mucho y con ejemplar inteligencia en coordinación con las otras tres asociaciones. En esta nueva etapa debemos incrementar esa cooperación.