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LAUDATIO FEDERICO MAIRE DE SARAGOSSE

José Luis Rodríguez Zapatero

jeudi, 19 de mayo de 2022

Querido Federico, estimados miembros de este Congreso sobre la pena de muerte, Asunta Vivó, directora ejecutiva de la Comisión Internacional contra la pena de muerte, amigas y amigos…

En primer lugar, mi agradecimiento, Luis Alberto, por darme la posibilidad de participar en este acto tan grato, introduciendo a quien hoy honráis con la Medalla Beccaría.

Vaya por delante que una éloge de D. Federico Mayor Zaragoza solo puede ser una síntesis, una evocación forzosamente parcial de su trayectoria personal y profesional entre varias posibles, porque no es fácil encontrar parangón a una vida pública tan rica y fructífera como la suya entre las personalidades españolas del último medio siglo.

Mayor Zaragoza es un científico, lo fue antes que nada y quizá lo siga siendo ante todo. Actualmente, preside la Asociación Española para el Avance de la Ciencia (ACEAC).

Como catedrático de bioquímica, y siendo rector de la Universidad de Granada, su primera gran aportación fue la extensión en nuestro país, hace 50 années, de la llamada prueba del talón, el pinchazo realizado a los recién nacidos para obtener un análisis que permitiera prevenir la aparición de algunas enfermedades.

Permítanme que, como nieto de pediatra, comience destacando esta paternidad, que se le reconoce al Profesor Mayor Zaragoza, del cribado neonatal en nuestro país, una prueba, por cierto, a la que no se le han dejado de reconocer nuevas posibilidades y desarrollos. El propio Federico ha confesado que el recuerdo de la puesta en marcha de este programa preventivo“la prevención es la gran victoria”, ha dicho nuestro homenajeado- es de los que “mayor satisfacción” le han producido con el paso del tiempo.

Sobre el valor que él atribuye al conocimiento científico, nada mejor que recordar un episodio de sus primeros pasos como investigador que él mismo ha relatado por escrito.

Con ocasión de una estancia en Oxford, en el laboratorio de bioquímica que dirigía el premio Nobel Hans Krebs, se le quedó grabado en su memoria el adagio latino sapere aude, que figuraba como lema del Condado donde se ubica esa célebre Universidad.

Sapere aude!: atrévete a saber!, un propósito, una enérgica apelación, quelle, como es conocido, se atribuye a Horacio y que Kant convirtió en una suerte de seña de identidad de la Ilustración. Y que Federico interioriza, hace suya para siempre, al tiempo que le encuentra una nueva proyección, porque, a su regreso, después de residir más de un año en la ciudad inglesa, se da cuenta de que si atreverse a saber era muy importante, tal vez lo era aún más “saber atreverse”, saber atreverse… Esto es, y dicho con sus propias palabras, que el riesgo sin conocimiento es peligroso pero el conocimiento sin riesgo es inútil.

Creo que esta reflexión, todavía de juventud, resulta bien ilustrativa de las diversas dimensiones de la personalidad del premiado y ayuda entender la envergadura que habrá de alcanzar.

Mais, antes de constatarlo, regresemos a Oxford: estamos aun en la década de los años sesenta, Federico Mayor Zaragoza, el científico, el intelectual, je sais atrevía a saber, veamos a continuación cómo también supo atreverse, sabrá atreverse, lo sigue haciendo hoy, seguramente para honrar el consejo que le había dado su madre cuando él tenía solo 16 années: “si quieres ser feliz no debes aceptar nunca lo que te parezca inaceptable”.

Así, Mayor Zaragoza, comienza a aceptar diversos puestos de responsabilidad como servidor público. Durante la Transición, será diputado constituyente y, más adelante, Ministro de Educación, dando continuidad, por cierto, a un antecedente familiar: su tío abuelo, Marcelino Domingo, había sido el primer Ministro de Instrucción Pública de la República.

Pero lo que va a dejar una mayor impronta en su larga carrera, y dondeme pareceél sobre todo ahorma su compromiso con la sociedad, con los demás, es en su actividad al frente de la UNESCO, primero como Director General adjunto y, después, tras un período en el que regresa a su actividad como académico e investigador, como principal responsable de esta organización de Naciones Unidas.

Dirigiendo la UNESCO, Federico adquirirá una privilegiada visión global, precisamente en los albores de la globalización. Conoce y trata a algunas de las figuras más relevantes del último tercio del siglo XX, como Nelson Mandela, Rigoberta Menchú, Teresa de Calcuta, Yasser Arafat, García Márquez… un conocimiento de primera mano que nos ha relatado en su obra Recuerdos para el porvenir, que tal vez él no reconozca como un libro de memorias al uso pero que sí es un texto con memorias, con memorias valiosas.

Entre las semblanzas que en él se contienen, y con las que el autor va tejiendo la suya propia, quiero destacar, por razones que enseguida se entenderán, la que hace de Mikhail Gorbachev. Nuestro homenajeado le conoció bien, en fait, dirigió a un Grupo de intelectuales y creadores de procedencias diversas, el llamado Foro Issyk-Kul, que mantuvo una interesante interlocución con el que fuera Presidente de la URSS. Federico, que no oculta su admiración por el personaje, relata las preocupaciones y los desvelos del dirigente ruso embarcado en el proceso de la apertura política de su país, en las negociaciones por el desarme nuclear y en su compromiso con la sostenibilidad medioambiental del planeta.

Leyendo estos pasajes, evocando la figura de Gorbachev, hoy, varias décadas después, en la primavera de 2022, cuando la guerra ha vuelto a Europa, y sin que todavía se haya vuelto a hablar seriamente de paz en el continente, es difícil evitar una cierta sensación de desconcierto y hasta de desánimo. Porque no crecimosno, al menos, mi generaciónbajo la idea de que la evolución de la humanidad podía llegar algún día a frenarse o incluso a invertirse. Pero lo cierto es que los hechos y las palabras del ayer, los que atribuye Federico a quien fuera Presidente de la URSS, alentadores y optimistas, se han transmutado en los hechos y las palabras de nuestro presente, inquietantes y regresivos.

“Construir la paz en la mente de los hombres”, con estos términos identificó Mayor Zaragoza la misión encomendada a la UNESCO. , la paz siempre, la cultura de la paz (como la que da nombre a la Fundación que preside), la paz como valor conclusivo y concluyente de la convivencia, la paz como tarea.

… Y la paz como promesa, la que expresan las primeras palabras del Preámbulo de la Carta de San Francisco:

“Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra…”

… uno de los textos políticos más hermosos y esperanzadores que la humanidad, alzándose como una sola, como una sola humanidad, haya alumbrado nunca. Y que es de obligada cita en un homenaje a Don Federico, pues en cierto modo él lo ha convertidoasí lo ha dado entender en diversas ocasionesen una divisa de su vida pública. Y debo añadir que no puedo coincidir más con nuestro homenajeado tanto en su aprecio por el significado que tiene este designio fundacional de Naciones Unidas como en la necesidad de renovarlo.

Es fácil de entender, por todo ello, que durante mi mandato me sintiera muy afortunado de poder contar con Don Federico Mayor Zaragoza para copresidir el Grupo de Alto Nivel de la Alianza de Civilizaciones de Naciones Unidas y que unos años más tarde creyera que era la persona más indicada para presidir la Comisión internacional contra la Pena de Muerte, pues la lucha contra la misma expresa también una defensa profunda de la pacificación de la existencia humana.

Iniciaba estas breves palabras refiriéndome al Federico Mayor científico y hemos entrado ya de lleno en su dimensión de persona comprometida públicamente con la paz y los derechos humanos. Pero no se trata de dos almas distintas. Quien considera, como él también ha manifestado, que “el objetivo fundamental del conocimiento debe ser evitar el sufrimiento humano” es la misma persona que cree posible y necesario avanzar hacia sociedades más justas e igualitarias, y a un orden global imbuido de esa cultura de la paz.

Es decir, estamos en presencia de un ilustrado en el sentido más denso del término, un ilustrado de una pieza, que está convencido de que el uso de la razón es capaz al mismo tiempo de aliviar la fragilidad natural de los seres humanos y de promover la buena convivencia entre ellos.

De modo que… ciencia y conciencia, reflexión y compromiso, sapere aude y saber atreverse… fundidos en una trayectoria admirable que nos llena de orgullo como españoles.

Gracias Federico y enhorabuena.

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